24 de febrero de 2017

Poesía de Cuba



ZURELYS LÓPEZ AMAYA  (La Habana, 1967)

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El viaje es apenas un movimiento

Voy hacia el tren que disipa mi círculo. El círculo es marcado por el hábito de no salir hacia el exterior, hacia luces diferentes que mueven el cuerpo. Es difícil conformarse, guardar el deseo, el tiempo que llevamos en la orilla donde el ave deja sus huevos y emigra en retorno incesante. Casi nunca salgo de la Habana. Me sumerjo entre caracoles dispersos que respiran la sal de cada día, como pez que mira temeroso el símbolo distante. Aparto el frágil discurso. Extraño la isla con sus muros y ciénagas. Ellos soportan la huella del caminante y del animal. No sueño despierta sobre la isla. Salgo hacia la ventana y miro la Plaza de siempre con su brillo empinado. Miro el infinito de los hombres. Recorro sus costas con la ternura del que llora y cree en el mañana. Pienso en el color de mi sangre, inmersa y repetida por los años, revolviéndose en mi cuello hasta sentir que no se zafa uno de la isla, que no abandonamos la bandera por los sueños de conocer el mundo. La isla es el sueño marcado del que añora.



Navegación

el sueño es ver las cosas invisibles...”
-Fernando Pessoa


Los puertos son las huellas del caminante que sostiene su esfera. Nada puede cambiar los ojos hacia el puerto. Él mira hacia los barcos con banderas diferentes. Mira el puerto con la tristeza de un caminante. Un niño lo observa detenido en el aire. El hombre mira hacia el vacío. El niño mira a los barcos con banderas diferentes.



El cazador

Mi sueño es un sueño tímido.
Hay un arco con flecha escondiéndose del árbol,
del venado libre que mueve su esqueleto para no morir.

Venado y yo salimos a conocer el bosque
transitado por arqueros mediocres que desean su carne.

El rey y su riqueza juntan balas para matar elefantes.
Yo no diría rey herido y solo,
inmerso en su juego de matar.
Diría animal sin principios,
hombre- animal que juega a la muerte sin prisa.

Mi sueño es un sueño tímido,
cansado de mirar reyes que matan elefantes.
Prefiero descubrir un ave encerrada en el castillo del rey
que un elefante muerto por el hombre.
La vida sigue su curso,
los reyes disfrutan la muerte de alguien que lanza agua con su trompa
para alegrar a sus crías.
No diría rey herido y solo,
inmerso en su juego de matar.
Diría animal sin principios,
diría palacio de reyes con alfombras y cabezas de toro,
diría dinero malgastado que no cubre el hambre del hambriento.
No gastaría el dinero en matar elefantes para satisfacer un hambre.
Una cosa es dibujar a una boa comiéndose a un elefante
y trasmitir el mensaje de la supervivencia
y otra convertirla en tierra y ceniza.
Exúperi y su príncipe tuvieron un amigo en común.

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® ZURELYS LÓPEZ AMAYA 

2 de febrero de 2017

Poetas de Guatemala




EL AMOR 
Miguel Angel Asturias

¡Ah, suave afán, cabal e inútil pena, 
clima de una piel tibia como un trino, 
en secreto misterio la cadena 
forjando está con sólo ser divino! 

Astral tonicidad de sus recreos, 
preciosa soledad de sus combates, 
en linterna de alarma sus deseos 
quemando está de campos a penates. 

Eternidad de pétalo de rosa, 
silencio azúl de álamo que aroma, 
manjar de sombra con calor de esposa, 
fruto prohibido que en el polen yerra, 
tejiendo está con alas de paloma, 
el vestido de novia de la Tierra .


Su Tristeza era suave

como el color de un lirio.
Y su dolor habia conocido
a los primeros enamorados
que habitaron el planeta.

Por eso ahora
que se habían separado,
comenzaron
a estar
más cerca
que nunca
el uno del otro.


® Miguel Angel Asturias



La mujer
Maya Cu-Choc

se acerca a un ciprés oloroso
a invierno
deja
que la cobije su
sombra
se acomoda entre
sus ramas
moviéndose ambos
al ritmo del viento
las hojas
dejan escapar su olor
la mujer
abre sus poros
y deja también
su olor
en la copa del ciprés


Te debo


las ganas del regreso
a repetir cada verbo
hasta desnudarlo
sacarle de cada astilla
canciones
de cada raíz
estrellas
de cada hoja
tristezas

te debo la necesidad
de repasar los nombres
en la rueca
donde tejí óvulos
y piel
a una raíz:
el círculo donde me reconozco


RAZONES

Si la memoria no me falla
hay en mi árbol genealógico
una madre
abatida por
trabajo, hambre, abandono… 
algún hermano desterrado
por padecer cierta lepra moderna 
una hija sobreviviendo
a un padre ausente 
más allá
hay dos abuelas
cuyas bisabuelas
parieron frutos híbridos
quienes
a su vez
parieron otras frutas
poblando
siglo tras siglo
este Paraíso Violado 
del otro lado del océano
llegó un abuelo
cuyo abuelo
cruzó la puerta de los esclavos
en las isla de Goré
de ellos heredé
la terquedad del ritmo
aun cuando el espíritu agonice 
deberás comprender
entonces
lo difícil que es 
olvidar este dolor
que nació conmigo
como herencia familiar 
tendrás
que sumarle además
la rabia
de saberme
mujer no nacida
amante mutilada
arco iris abortado
-recuerda que fui parida
durante la guerra eterna- 
que
no te extrañe entonces
si a tu pedido de
bondad
alegría y olvido
respondo
justicia 
ahora que conoces
esta historia personal
te pido:
no apresures tu reacción
o tu discurso
détente
escucha
por ahí
en algún
espacio de vida 
corre todavía un riachuelo
que, si lo dejas inundarte
te convertirá
en la continuación
de mi cauce
de esperanza

© Maya Cu, "La rueda"




Estamos hechos de recuerdos
Ana Maria Rodas

Estamos hechos de recuerdos

de un pelo rubio 
de un pecho de 
cuatro cigarrillos moribundos.
De rítmicos movimientos.
El ron se hunde, 

ruidoso, en la garganta
-10,000 células muertas-
y el deseo ametralla 
en los dedos.



Asumamos la actitud de vírgenes

Asumamos la actitud de vírgenes.
Así
nos quieren ellos.

Forniquemos mentalmente,
suave, muy suave,
con la piel de algún fantasma.

Sonriamos
femeninas
inocentes.

Y a la noche clavemos el puñal
y brinquemos al jardín
abandonemos
esto que apesta a muerte.



 Lavémonos el pelo

Lavémonos el pelo
y desnudemos el cuerpo.

Yo tengo y tú también
hermana
dos pechos
y dos piernas y una vulva.

No somos criaturas
que subsisten con suspiros.

Ya no sonriamos
ya no más falsas vírgenes

Ni mártires que esperan en la cama
el salivazo ocasional del macho.


® Poemas de la izquierda erótica / Ana Maria Rodas


Melodía de arrabal
Marco Antonio Flores


Cómo no voy a sentir que el pecho se me parte
cuando oigo a Gardel cantarle al barriosi yo nací en el barrio del Gallito.Si yo jugué con polvo de sus calles,y fui pirata entre sus lodazales,y cada esquina me sirvió de línea Maginot,y sus piedras eran balas treinta treinta,y mi pandilla era el Ejército Rojo de la cuadra(los pandilleros éramos Anzueto y yoy mis hermanos, que no alzaban un palmo de la tierra).Si ahí perdí a mi padre, y lo seguíy me colgué del bomper de su carro, yme arrastró;si ahí me atropelló un carruaje cuandotuve cinco años y sus caballos me hundieronsus cascos en las piernas;si ahí conocí el llanto seco, duro, constantede mi madre;si ahí me iba a juzgar, detrás de un cerco de izotalesal loco de mi barrio, que usaba muñequeras de cuero,y cantaba tangos todo el díaechado en una hamaca, y en la nochesalía a cotorrear a las patojas;si ahí aprendí a cantar esos tangosque ahora canta ese loco de Gardel.




El estanque
 

Tuve un amigo. Un poetaque se bebía las noches con cerveza.Solíamos libar díasenteros hablando de recuerdos, de viajes,de poemas, de mujeres amadas.Era inclinarse en el estanque.Cuando nos capturaron marchó al exilio.Al volver traía una obsesión atravesada:la montaña y las armas.Los poemas arrumbados.No duró tres meses. Teníamos treinta años.Lo capturaron vivo y lo quemaron.Busqué sus restos y me llené las manos de cenizas.Estuve varios días doliéndome de mí.La soledad ardía.El solía decir: "Mi exilio era de llanto".



 ©Marco Antonio Flores



La poesía de Enriquillo Sánchez

  Por Plinio Chain. La historia de la poesía dominicana de postguerra ha construido su imaginario entre la década de 1960 y la de 1970. Los ...