12 de diciembre de 2023


           Eugenio Moreno Heredia

Eugenio Moreno Heredia          (Cuenca, 1926—1997)          

Para cruzar el día,
cada mañana alzamos
la llama del amor en nuestra sangre
y amontonamos leño a leño
nuestra fragante carga de ternura;
flor a flor, hierba a hierba,
nuestro manojo de resignación
y de abeja en abeja
el humilde panal de la esperanza.
Para cruzar el día,
ahuyentamos las sombras con las manos,
como el ciego que hallamos en la esquina
con los brazos abiertos
dibuja palomas en el aire,
queriendo oír la voz de Dios entre los muros.

Para cruzar el día,
cada mañana tras oler el agua
nos lavamos la voz,
las manos,
las palabras,
y los ojos que vuelven
como dos barcos tristes
cargados de tinieblas
desde las frías islas de las sueños;
pequeña muerte en que yacemos vivos,
de costado y al borde de la nada:

Oh solitarios,
oh descolgados en el infinito;
el viento nos esparce
de bruces al olvido
entre espigas y harapos
ataúdes y mundos
y sin embargo en cada nuevo día,
humildemente,
amontonamos leño a leño
nuestra fragante carga de ternura,
flor a flor, hierba a hierba
juntamos contra el pecho
nuestro manojo de resignación
y vamos a la muerte
con los brazos tendidos abrazados la vida,
dibujando palomas de esperanza en el aire,
oyendo nuestros pasos al olvido.


Eugenio Moreno Heredia. Poeta, jurista y catedrático. Nació en Cuenca en 1926. En 1946, junto con varios intelectuales, creó la revista literaria y cultural Galería. Esta publicación es el antecedente de lo que después fue el grupo Elan, recordado por renovar la estética y temática de la poesía cuencana. En 1952 ganó el segundo premio de la Unión Internacional de Estudiantes (con sede en Praga) con Poemas de la paz. Baltra (1960) es su trabajo más célebre. También sobresalen Solo el hombre (1972) y Poemas para niños (1964), que lo transformó en uno de los escritores ecuatorianos de poesía infantil más destacados del siglo XX. Fue catedrático y subdecano de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Cuenca, además se desempeñó como ministro de la Corte Superior de Justicia y de la Corte Suprema de Justicia. Murió en Cuenca en 1997

4 de junio de 2023

Soledades

 


La soledad del ascensor 

Es como la soledad 

Del espejo 

Que te miras

Sin mirar a nadie.

La soledad de los cementerios 

Es una soled concurrida

Por la muerte.

La soledad de la lluvia 

Es húmeda 

Y llena de pasiones.

La soledad de la noche

La acompaña el sueño 

Y una Estrella que no duerme.

La soledad del amor 

Nos acompaña 

Cuando ya se ha ido.

La soledad de un beso

Se comparte 

Entre labios y lenguas.

La soledad del poeta

Está en el verso 

Que nunca ha escrito.

La soledad de la poesía 

Está en cada una 

De sus melancolías.

La soledad de la música 

Puede llegar hasta el cielo 

Con su sola melodía.

La soledad de ti

Soy yo 

con mis sorpresas.


-Francisco Henriquez Rosa.

Tertulia de Orlando 

2 de junio de 2023

Haikus

 Para  “La Maestrilla” 


Y tu sonrisa 

Ardiente y presurosa 

Como abeja en flor


Versos y besos 

A tu imagen florida 

Que me consume 


Quien es el dueño 

De la boca que veo?

Para robarla


Porque te pienso?

Sin saber que me piensas

Lejana imagen 


Me gusta el color 

Que tiene tu sonrisa 

Es un hechizo 


Estoy pensando 

Que pensaría tu boca 

Si llega el beso 


Leer tus ojos 

Cómo libro divino 

Iluminado 


Esos tus versos 

Cómo piedras de ríos 

Buscando el fondo 


Toma mis versos 

Cómo si fueran lunas

Alumbrándote 


-Francisco Henriquez Rosa


13 de mayo de 2023

Un poema de Elías Nandino

  


Silencio en poema

Para poder decirte lo que ansío
busco lo más sutil, lo más celeste,
lo que apenas se acerque al alba pura
de iniciar su existencia,
sin haber sido herido
ni por una mirada
ni tampoco por nadie imaginado.

El aroma del sueño,
la estela sin color que va quedando
cuando la nube avanza,
la oración que se eleva de la espuma
al nacer y morir,
la queja que pronuncia la corola
cuando vuela el rocío
o el íntimo gorjeo
del agua que abandona su venero:
no pueden ayudarme
porque ya están violados sus secretos
y opacan la avidez
del solo intento de querer pensar
lo que anhelo decirte.

No hay palabra, ni canto de paloma,
ni roce, ni suspiro, ni silencio,
que puedan expresar la frase virgen
con que yo quiero hablarte.
Es idioma que traigo sumergido
en estado naciente, inmaculado,
que lucha atravesando mis tinieblas
como la luz de estrellas ignoradas
que viene, desde siglos, descendiendo
para tocar la tierra…
Así es la profunda voz sedienta
que llevo atesorada
como raíz de antigua resonancia
en mi marino caracol de entraña,
y que vive conmigo, desde siempre,
brotando del amor inapagado
del amor primitivo de otros seres
que amaron antes, con el mismo amor,
y prosiguen en mí
fundidos en espera
enamorando aún lo inalcanzable.

Para poder decirte lo que anhelo
me falta lo inasible, lo perfecto,
y al no poder tenerlo:
con sombras duras, con dolor desnudo,
con el creciente caos de mi delirio
y el humo intacto del callar que oprimo,
escarbo el pozo donde entierro a solas
la forma del intento,
el inmóvil temblor
de quererte expresar los inexpresable.

Elías Nandino  (1900-1993)

Nació en Cocula, Jalisco, el 19 de abril de 1900; muere el 2 de octubre de 1993. Poeta. Estudió medicina en la Escuela Nacional de Medicina. Editor y director de Estaciones, Cuadernos de Bellas Artes, Allis Vivere, México Nuevo Campo Abierto. Perteneció al grupo de Los Contemporáneos.

Obra publicada

Autobiografía: Juntando mis pasos, (e.p.), Aldus, La Torre Inclinada, 2000.

Poesía: Canciones, 1924. || Espiral, Norte, 1928. || Color de ausencia, Norte, 1932. || Eco, Mundial, 1934. || Río de sombra, Mundial, 1935. || Sonetos, Ángel Chapero, 1937. || Suicidio lento, Ángel Chapero, 1937. || Poemas árboles, Norte, 1938. || Nuevos sonetos, Cuadernos México Nuevo, 1939. || Nudo de sombras, 1941. || Prismas de sangre, 1945. || Espejo de mi muerte, Isla, 1945. || Conversaciones con el mar, 1947. || Poesía I. 1924-1945, Nueva Voz, 1947. || Poesía II, Nueva Voz, 1949. || Naufragio de la duda (sonetos), Nueva Voz, 1950. || Triángulo de silencios, Guaranía, 1953. || Nocturna summa, FCE, Tezontle, 1955. || Nocturno amor (doce sonetos), Cuadernos del Unicornio, Colección Literaria Juan José Arreola, núm. 9, 1958. || Nocturno día, Estaciones, 1959. || Nocturna palabra, FCE, Letras Mexicanas, núm. 60, 1960. || Poeme de ma parole, Profils Poétiques des Pay Latins, París, 1961. || Eternidad del polvo, Joaquín Mortiz, 1970. || Cerca de lo lejos, FCE, 1979. || Conversación con el mar, Cuarto Menguante, Guadalajara, 1982. || Costumbre de morir a diario, Departamento de Bellas Artes de Jalisco, 1982. || Medio rostro de una vida (1916-1948), Colomos, 1982. || Antología poética 1924-1982, Domés, 1983. || Erotismo al rojo blanco, Domés, 1983. || Todos mis nocturnos, Ayuntamiento de Guadalajara, 1988. || Ciclos terrenales, Plaza Valdés Editores,1989. || Nocturnos intemporales, UNAM, 1990. || Eternidad del polvo/Nocturna palabra, Conaculta, 1991. || La noche y la poesía, Conaculta/INBA, Nuestras Escrituras, 1992. || Banquete íntimo, Secretaría de Cultura de Jalisco, Escritura en Marcha, 1993.

12 de febrero de 2023

Poemas de Mateo Morrison.


Mateo Morrison (Santo Domingo, República Dominicana, 1946), poeta, abogado y ensayista, galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 2010. En 1970 fundó el reconocido Taller Literario César Vallejo. También ha sido director del Departamento de Cultura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, viceministro de Cultura del gobierno dominicano y director, durante dos décadas, del suplemento literario “Aquí”


Vivo aquí donde fallece el viento.

Muero para renacer

tal vez

en tu memoria

La daga que construyes para herirme.

El cuchillo imantado que lanzas a mi pecho.

La tea con que incendias mis pisadas.

La herida en mí descuidado rostro.

Las abejas que entrenas para emponzoñar mi espíritu.

Las aguas infectadas del jardín que cultivas para ensañarte

en mi cuerpo derribado.

El pistoletazo que buscaste en el poema de Maiakosky

para penetrar en mi sien.

Los restos de cicuta que indagas en la historia para que su esencia

destruya mis entrañas.

Las investigaciones que avanzas para aprender y aplicarme

las torturas más sublimes de la postmodernidad.

La cámara de gas que fuiste a conocer para estudiar

la posibilidad de mi holocausto particular.

La mirada que exhibes cada mañana forzando

a refugiarme en la quietud.

¿No son suficientes para detener tus asedios a mi sombra?


II


No

Quizás

Tal Vez

Alumbra rápido

La noche

Podría

Estallar

En nuestras manos.


III

 Lo armonioso viene de tu piel,

suave y húmeda como ciertas cavernas.

Cruzo por tu desierto de espejos,

que me multiplican los sudores del deseo.

Tu sombra me cubre.

Ya puedo entrar en ti

bañado de gemidos.


IV


He aquí donde están colocadas las criaturas

que van a ser estatuas.

Entes tallados sin sudores

y sin nada que circule por sus venas.

Ya están listas lejos de las ciudades donde deambulan

tantos seres anónimos que nunca serán esfinges.

Trasladen ya a los seleccionados para la gloria

y déjennos con nuestra intrascendencia,

dispuestos a morir como llegamos,

emitiendo un pequeño grito.

Arropándonos con la sábana del olvido.



La poesía de Enriquillo Sánchez

  Por Plinio Chain. La historia de la poesía dominicana de postguerra ha construido su imaginario entre la década de 1960 y la de 1970. Los ...