24 de septiembre de 2006

VIVA LARES


El viernes 23 de Septiembre del 2005, fecha conmemorativa del 137 aniversario de la gesta independentista de Puerto Rico conocida como el Grito de Lares, el imperio norteamericano fusiló cobardemente en su propia casa en Plan Bonito del barrio Jagüitas de Hormigueros, a un valiente borinqueño, revolucionario latinoamericano, un soldado de la patria, soñador de libertades, al comandante Filiberto Ojeda Ríos de 72 años de edad. Más de 400 agentes entre el FBI y policías, entre los cuales iba una veintena de francotiradores venidos desde Virginia (Estados Unidos) fueron muy valientes al enfrentar al anciano líder en compañía de su amada esposa y al que cobardemente asesinaron de un balazo en el cuello para luego arrastrar su cuerpo por los pies amarrados con una cuerda.

Poetas de Puerto Rico






Lola Rodríguez de Tió

Nació en San Germán de Puerto Rico, el 14 de septiembre de 1843 y murió en Cuba el 10 de noviembre de 1924. Estudio los grados primarios en su pueblo natal y en Mayagüez. Siendo muy joven empezó a publicar sus versos en los Periódicos de la Isla. En el 1884 escribió unos versos patrióticos para la música de la danza que hoy días es himno nacional "La Borinqueña" de Félix Astol. Publicó los siguientes poemarios: Mis cantares (1876), Claros y nieblas (1885), Mi libro de Cuba (1893). Poesías (Publicación póstuma, 1960).
Una de las figuras sobresalientes del lirismo puertorriqueño para esta mitad de siglo. Su vida y su obra


Mi libro de Cuba


¡Vuestros dioses tutelares
Han de ser también los míos!
Vuestras palmas, vuestros ríos
repetirán mis cantares...
Culto rindo a estos hogares
Donde ni estorba ni aterra
El duro brazo que cierra
Del hombre los horizontes...
¡Yo cantaré en estos montes
Como cantaba en mi tierra!
Cuba y Puerto Rico son
De un pájaro las dos alas,
Reciben flores y balas
Sobre el mismo corazón...
¡Qué mucho si en la ilusión
Qué mil tintes arrebola,
Sueña la musa de Lola
Con ferviente fantasía,
¡De esta tierra y la mía,
Hacer una patria sola!
Le basta al ave una rama
Para formar blando lecho:
Bajo su rústico techo
¡Es dichosa porque ama!
Todo el que en amor se inflama
Calma en breve su hondo anhelo:
Y yo plegando mi vuelo,
Como el ave en la enramada,
Canto feliz, Cuba amada,
¡Tu mar, tu campo y tu cielo!

15 de septiembre de 2006

POESÍA CHILENA





MÓNICA PARDO VILDÓSOLA

(Santiago, 1956): Estudió en la Universidad de Chile, Educación General Básica, y se perfeccionó en Creación Literaria. Actualmente estudia Licenciatura en Educación, con mención en la diversidad. Realiza clases de lenguaje en la escuela Arturo Toro Amor y desde el 2002, es Terapeuta de Flores de Bach. En Abril del 2004 editó su primer poemario: “Sutil Complicidad”. Ha integrado las siguientes Antologías: “Conjugando las Artes", de la Editorial Novelarte, Córdova, Argentina, con poemas y cuentos inéditos (2004). "Sitio Público" de la Editorial Mago Editores, Santiago, Chile, con poemas inéditos (2005). “Letras al Viento”, de la Editorial Mis Escritos, Argentina, con poemas inéditos (2005). “Piso Diez”, de la Editorial Mago Editores, Santiago, Chile, con un cuento (2005). En Enero del 2006 editó el poemario “Agujeros del Alma” y Poemas urgente, de la Editorial Mago Editores, Santiago, Chile. En estos momentos escribe: "Las niñas con Delantal", un libro, que servirá de material, para los maestros de aula.


Aún Estás En Mí

He sentido en cada parte de mi cuerpo
tus fuertes manos....
te sentí nuevamente en la curva de mi espalda
en mis hombros en mis pies y en mi aire.
Cuando hiciste que mi cuerpo
te invitara a recorrerme
creí morir porque yo sin siquiera
una palabra te seduje al tocar tú mis caderas
de esa forma tan segura.
Te he sentido, quizás porque te busco
entre mis dudas y mis recuerdos
entre unas sábanas desnudas de pasión
aun sin dueño o unas cartas todas manchadas
de reproches y te amo.
Te he sentido cada noche cuando sigues
mi camino, cuando pides desde lejos
un perdón...un olvido, pero el juego está
ya terminado y mis ojos ya están secos.
Ahora solo siento a un hombre triste y sin
aurora, porque todo ese cariño desbordante que te di lo botaste a la basura sin censura y ahí
destruiste nuestro nido de ilusión...
...Aun así te perdono, porque hiciste
de esos días años de de luz y tus manos quedaron moldeadas en mi cuerpo... éste, que quiso ser por siempre tuyo.

14 de septiembre de 2006

POESÍA CHILENA

VICENTE HUIDOBRO.
(Santiago de Chile 10-ene-1893 - Cartagena 2-ene-1948)
Escritor vanguardista chileno, fundador de su propio movimiento poético y defensor entusiasta de la experimentación artística durante el periodo de entreguerras. Hijo de madre escritora, estudió en su ciudad natal, Santiago, y ya desde pequeño mostró un gran talento literario: sus primeros poemas los escribió a los doce años. Siendo aún adolescente, publicó un manifiesto en el que rechazaba toda la poesía anterior a él.




El espejo de agua


Mi espejo, corriente por las noches,
se hace arroyo y se aleja de mi cuarto.

Mi espejo, más profundo que el orbe
donde todos los cisnes se ahogaron.

Es un estanque verde en la muralla
y en medio duerme tu desnudez anclada.

Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos,
mis ensueños se alejan como barcos.

De pie en la popa siempre me veréis cantando.
Una rosa secreta se hincha en mi pecho
y un ruiseñor ebrio aletea en mi dedo.



1918, ya en Madrid (España), fundó el grupo creacionista, y su gran habilidad de comunicador contribuyó a extender el entusiasmo por la experimentación en la Europa de entreguerras. Respecto a sus últimas obras, existen opiniones muy contrapuestas. Así, mientras algunos críticos literarios afirman que se trata simplemente de la producción, muy poco interesante, de un charlatán empeñado en promocionar su imagen, otros, en cambio, encuentran en Huidobro la voz de un poeta serio, capaz de expresarse con viveza, humor y gran inventiva, sobre todo en obras como Altazor o el viaje en paracaídas (1931). No por nada fue retratado por Picasso y Juan Gris. Para no pocos, con Gabriela Mistral y Pablo Neruda, constituye la trinidad de la gran poesía chilena. Además de poemas, su producción se completó con novelas (Sátiro o el poder de las palabras, 1939), manifiestos, ensayos (Vientos contrarios, 1926) y obras teatrales (Gilles de Raiz, en francés, 1932). Como parte de sus ocurrencias, escribió su propio epitafio: -Abrid esta tumba: al fondo de esta tumba se ve el mar-. Se encuentra sepultado en Cartagena (Chile), frente al mar. © eMe




POEMAS PÓSTUMOS

Días y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde cantas
Te he buscado por el tiempo arriba y por el río abajo
Te has perdido entre las lágrimas

Noche y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde lloras
Porque yo sé que estás llorando
Me basta con mirarme en un espejo

Sólo tú salvas el llanto
Y de mendigo oscuro lo haces rey coronado por tu mano

12 de septiembre de 2006


NICANOR PARRA
Francisco Henriquez

POETAS CHILENOS

nicanor parra


Cambios de nombre

A los amantes de las bellas letras
hago llegar mis mejores deseos
voy a cambiar de nombre a algunas cosas.
Mi posición es ésta:
el poeta no cumple su palabra
si no cambia los nombres de las cosas.
¿Con qué razón el sol
ha de seguir llamándose sol?
¡Pido que se le llame Micifuz
el de las botas de cuarenta leguas!

¿Mis zapatos parecen ataúdes?
Sepan que desde hoy en adelante
los zapatos se llaman ataúdes.
Comuníquese, anótese y publíquese
que los zapatos han cambiado de nombre:
desde ahora se llaman ataúdes.
Bueno, la noche es larga
todo poeta que se estime a sí mismo
debe tener su propio diccionario
y antes que se me olvide
al propio Dios hay que cambiarle nombre
que cada cual lo llame como quiera:
ese es un problema personal.


Coplas del vino

Nervioso, pero sin duelo
a toda la concurrencia
por la mala voz suplico
perdón y condescendencia.

Con mi cara de ataúd
y mis mariposas viejas
yo también me hago presente
en esta solemne fiesta.

¿Hay algo, pregunto yo
más noble que una botella
de vino bien conversado
entre dos almas gemelas?

El vino tiene un poder
que admira y que desconcierta
transmuta la nieve en fuego
y al fuego lo vuelve piedra.


El hombre imaginario

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario.

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios.

Todas las tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios.

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario.

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario.


Es olvido

Juro que no recuerdo ni su nombre,
más moriré llamándola María,
no por simple capricho de poeta:
por su aspecto de plaza de provincia.
¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros,
ella una joven pálida y sombría.
Al volver una tarde del Liceo
supe de la su muerte inmerecida,
nueva que me causó tal desengaño
que derramé una lágrima al oírla.
Una lágrima, sí, ¡quién lo creyera!
y eso que soy persona de energía.
Si he de conceder crédito a lo dicho
por la gente que trajo la noticia
debo creer, sin vacilar un punto,
que murió con mi nombre en las pupilas,
hecho que me sorprende, porque nunca
fue para mí otra cosa que una amiga.
Nunca tuve con ella más que simples
relaciones de estricta cortesía,
nada más que palabras y palabras
y una que otra mención de golondrinas.
La conocí en mi pueblo (de mi pueblo
sólo queda un puñado de cenizas),
pero jamás vi en ella otro destino
que el de una joven triste y pensativa.
Tanto fue así que hasta llegue a tratarla
con el celeste nombre de María,
circunstancia que prueba claramente
la exactitud central de mi doctrina.
Puede ser que una vez la haya besado,
¡quién es el que no besa a sus amigas!
Pero tened presente que lo hice
sin darme cuenta bien de lo que hacía.
No negaré, eso sí, que me gustaba
su inmaterial y vaga compañía
que era como el espíritu sereno
que a las flores domésticas anima.
Yo no puedo ocultar de ningún modo
la importancia que tuvo su sonrisa
ni desvirtuar el favorable influjo
que hasta en las mismas piedras ejercía.
Agreguemos, aún, que de la noche
Fueron sus ojos fuente fidedigna.
Más, a pesar de todo, es necesario
que comprendan que yo no la quería
sino con ese vago sentimiento
con que a un pariente enfermo se designa.
Sin embargo, sucede, sin embargo,
lo que a esta fecha aún me maravilla,
ese inaudito y singular ejemplo
de morir con mi nombre en las pupilas,
ella, múltiple rosa inmaculada,
ella que era una lámpara legítima.
Tiene razón, mucha razón, la gente
que se pasa quejando noche y día
de que el mundo traidor en que vivimos
vale menos que rueda detenida:
mucho más honorable es una tumba,
vale más una hoja enmohecida,
nada es verdad, aquí nada perdura,
ni el color del cristal con que se mira.

Hoy es un día azul de primavera,
creo que moriré de poesía,
de esa famosa joven melancólica
no recuerdo ni el nombre que tenía.
Sólo sé que pasó por este mundo
como una paloma fugitiva:
la olvidé sin quererlo, lentamente,
como todas las cosas de la vida.

Poema de Francisco Henriquez

  Pregunta   En que bolsillo de mi alma Guardaré tu ausencia? En que mirada de la muchedumbre  Encontraré la tuya? Cuando el suelo me hable ...