24 de julio de 2016

Franklin Mieses Burgos



CANCIÓN DE LA NOCHE LARGA


En la noche y bajo una
muda elocuencia de piedra,
la sombra de los cipreses
es como un grito en la niebla.

Coros de voces descalzas
ponen sus ágiles pies
sobre las copas oscuras
de los árboles; después
la aguda espada de un grillo
hiere un hermoso silencio
de blanca carne de lirio
y de cabellos de incienso.

Yo sueño con que tus manos
se van perdiendo a lo lejos
como dos trémulas alas
tras la negrura del cielo.

Soledad de soledades:
mi corazón está solo
frente a esta noche que crece
como un rosal sin colores.

Si pudiera ver el mar
que me recuerdan tus ojos,
se trocarían en lumbres
mis soledades en sombra;
se llenaría de flores
el limonero más alto;
con sus mejores kimonas
vendrían las mariposas
de donde nadie lo sabe;
la luna se iría entonces
cantando por otra calle,
y una frescura de infancia
se me entraría en el alma:
ya no sería yo el mismo,
el de esta noche tan larga;
con otro cuerpo distinto
y el corazón en las manos
retornaría de nuevo
para jugar en la playa.

Canciones de primavera.
Olor a tierra mojada.

¡Todo si viera tus ojos
en esta noche tan larga!


Franklin Mieses Burgos nació (1907) y murió (1976) en Santo Domingo, la capital de la República Dominicana.
Fue, junto a  los poetas  Mariano Lebrón Saviñón y Freddy Gatón Arce, uno de los fundadores de La Poesía Sorprendida (1943-1947).
 Mieses Burgos fue, también, director ejecutivo del Instituto Dominicano de Cultura Hispánica y dirigió su revista, Hispaniola. Codirigió también la colección “La Isla Necesaria”, la cual editó varios volúmenes de autores dominicanos.
         La poesía de Franklin Mieses Burgos está characterizada por un profundo lirismo: a veces existencial, otras veces política... y casi siempre surrealista. Su producción poética podía dividirse en tres categorías: la hermética, donde se manifiesta la influencia surrealista; la que sigue modelos clásicos (los sonetos); y la de temas populares. La primera, creemos, contiene quizás sus mejores poemas.

Obras:
Sin rumbo ya y herido por el cielo (Santo Domingo: Ediciones «La Poesía Soprendida», 1944)
Clima de eternidad (Santo Domingo: Ediciones «La Poesía Soprendida», 1944)
Presencia de los días (Brigadas Lírica del Uruguay, 1951)
Antología poética (Selección y prólogo de Freddy Gatón Arce, Colección Pensamiento Dominicano, 1952)
El héroe (“La Isla Necesaria”, 1954)
Clima de eternidad (Santiago: Edición de la Universidad Católica Madre y Maestra, 1986).


Poema interpretado por la artista Elsa Liranzo:
https://www.youtube.com/watch?v=VCaMtwCbnn0

21 de julio de 2016

El Caballo de Neruda



Aleyda Aguirre R.
La tumba de Pablo Neruda (12 de julio de 1904-23 de septiembre de 1973) se encuentra frente al mar en Isla Negra. Ahí está la casa que no sabe cuándo le nació. “Era a media tarde, llegamos a caballo por aquellas soledades… Don Eladio iba delante, vadeando el estero de Córdoba que se había crecido… Por primera vez sentí como una punzada este olor a invierno marino, mezcla de boldo y arena salada, algas y cardos… Aquí, dijo don Eladio Sobrino (navegante) y allí nos quedamos. Luego la casa fue creciendo, como la gente, como los árboles…” En esa casa el chileno escribió Canto General.
Quien visite la calle Poeta Neruda s/n en Isla Negra, El Quisco, en Chile, se topará con la historia del caballo. Lo vio en una ferretería de Temuco. Todas las veces que Ricardo Neftalí Reyes Basoalto --verdadero nombre de Neruda-- pasaba por ahí acariciaba el hocico del equino; de tanto acercarse a él, lo quiso adquirir pero sus dueños respondieron con hondas negativas. Un mal día, un incendio lamió con lenguas de fuego el negocio que alojaba al animal. La gente gritaba: “salven el caballo de Neruda” y fue lo primero que la obediencia de los bomberos hizo. Finalmente, Pablo compró su añorado caballo en una subasta y le organizó una fiesta el día que lo llevó a su casa.
Quedan en ésta como testimonio de su amor por el mar y los barcos: mascarones de proa, réplicas de veleros, barcos dentro de botellas, caracolas marinas y dientes de cachalote. También se encuentran otras locuras de poeta: pipas, zapatos antiguos, máscaras y botellas de extrañas formas, recuerdo de las obsesiones del Premio Nobel de Literatura 1971.
Fuente: Suplemento La Jornada Semanal. Mexico

7 de julio de 2016

Anécdotas curiosas de escritores famosos



1Mark Twain, en uno de sus viajes en tren por EE.UU., se topó con el revisor y no encontraba su billete. Tras una larga espera mientras el escritor buscaba por sus bolsillos, el empleado dijo:
—Ya sé que es usted el autor de Tom Sawyer, así que no se moleste, estoy seguro de que ha extraviado el billete.
—El problema es que, si no lo encuentro, no sé dónde debo bajarme —confesó Twain.

2Federico García Lorca escuchaba a Rubén Darío, que en un momento dado recitó el siguiente verso: …que púberes canéforas te ofenden al acanto. El poeta granadino se levantó entonces y dijo:
—A ver, otra vez, por favor, que sólo he entendido el “que”.

3Haruki Murakami se levanta a las 4 de la mañana y trabaja seis horas. Después de comer corre 10 km. o bien nada 1.500 metros, lee, escucha música y se va a la cama a las 21.00. Trata de seguir esta rutina cada día sin ninguna variación de forma que, según explica, termina sumiéndose en una especie de hipnosis que le permite alcanzar un profundo estado mental.

4Jorge Luis Borges se encontraba en el funeral de su madre, Leonor Acevedo de Borges, cuando una mujer se le acercó a dar el pésame:
—Pobre Leonorcita, morirse tan poquito antes de cumplir los 100 años. Si hubiera esperado un poquito más…
—Veo, señora, que es usted devota del sistema decimal —replicó el escritor.

5Victor Hugo se encontraba visitando la Suiza germanófona cuando entró en un restaurante. Dado que no sabía alemán, optó por pedir el plato más caro para asegurarse de que sería bueno, así que se decantó por un “Kalaische nach Rheinfall”. El camarero quedó sorprendido al comprobar que el el escritor francés no quería comer, sino que prefería dar un paseo en calesa hasta las cataratas del Rin, también ofertado en la carta.

6James Joyce (en la imagen superior) escribía cartas muy explícitas y subidas de tono a su amante y futura mujer, Nora. Lo que no es tan conocido es la inquietante obsesión que tenía con las flatulencias. Este fragmento está extraído de uno de sus manuscritos:
Creo que distinguiría un pedo de Nora en cualquier lugar. Incluso podría distinguirlo en una habitación llena de mujeres tirándose pedos. Es un sonido bastante femenino, no como el pedo fuerte y húmedo que imagino estilarán las mujeres gordas.

7Ramón del Valle-Inclán fue citado ante el juez en cierta ocasión con motivo de un alboroto que había armado. Tras declarar su nombre y su oficio, este es el diálogo que mantuvieron:
—¿Sabe leer y escribir?
—No.
—Me extraña la respuesta.
—Más me extraña a mí la pregunta.

8Rudyard Kipling se encontró un día con que el periódico que leía había publicado por error su epitafio. Inmediatamente, escribió a uno de los editores pidiéndole que, ya que estaba muerto, no se olvidaran de borrarlo de la lista de suscriptores.

Gabriel García Márquez
9Gabriel García Márquez recibió un fuerte puñetazo de Mario Vargas Llosa el 12 de febrero de 1976. Esta foto del escritor colombiano salió a la luz 30 años más tarde. Aunque sólo se puede especular con la causa del desafortunado encuentro, esto es lo que García Márquez declaró varios días después al diario Correode Bogotá:
Cuando me vi con Mario, me pareció verlo sonreír y que trataba de abrazarme. A esto se debió que cuando me pegó estaba completamente indefenso y con los brazos abiertos, de lo contrario me habría protegido por lo menos la cara. Caí sin conocimiento. Además, Mario tenía un anillo con el que me rompió la nariz.

10Aldous Huxley tenía una vista deficiente y, aunque no fuera ciego, decidió aprender braille para poder dar descanso a sus resentidos ojos sin tener que renunciar a la lectura. El escritor decía que el esfuerzo mereció la pena sólo por el placer de leer en la cama en la oscuridad, con el libro y las manos situados cómodamente bajo las sábanas

Poema de Francisco Henriquez

  Pregunta   En que bolsillo de mi alma Guardaré tu ausencia? En que mirada de la muchedumbre  Encontraré la tuya? Cuando el suelo me hable ...