Constanza, 22 de Septiembre 1950
atropella un nombre de mujer
al décimo tercer cigarrillo
la madrugada pende en los pedales de la hora
con su nota más brisa
transita a más de cien con las luces altas
se come en rojo los semáforos
y espanta a las últimas sombras
con su trinar de goma desinflada
a esta hora la avenida es una mano muerta
que hurga sin reparos los más íntimos silencios
la madrugada tiene los ojos achinados
y guarda en su bolso de concha pedacitos de nada
un arete muy solo entre el baldío de los cosméticos
y un carnet para cruzar mi pecho enmarañado
a esta hora nadie sabe exactamente la fecha
un zapato azul extravía su lazo transparente
el patrullero puede salir en cualquier esquina
un borracho se cruza
otro maldice por las luces altas
con el último cigarrillo la madrugada sabe a poco
y uno se mete en ella con la sábana a toda vela
Acto de contrición
de las tres a eme
soy un tipo organizado
dócil madrugador callado
y aunque no lo aparente veamos
sobre mi mesa puede decirse de trabajo
unas fichas de libros que no recuperare
periódicos de ayer revistas varias
sin pergamino un superman descolorido
textos subrayados
un libro listo para imprenta
borradores clips gomitas
una agenda del ochentiuno
suena mari trini en un cassette
y entre las teclas de la smith corona un nombre oculto
un poema que no acierto a escribir
© René Rodríguez Soriano reside actualmente en Miami. Entre sus obras destacan los poemarios Muestra gratis, Raíces con dos comienzos y un final y Canciones Rosa para una niña gris metal; y los libros de cuentos Su nombre, Julia, Todos los juegos el juego, La radio y otros boleros, Queda la música y Sólo de vez en cuando.