20 de octubre de 2011

Crucero de hambre




A los dominicanos que mueren
 en alta mar tratando de llegar
a Puerto Rico.

Se comieron el mar
bebiéndose las piedras,
se alejaron las costas
desnudas de cangrejos.

Nubes amotinadas,
como cocos heridos
secuestraron la luna
que guiaba las balsas.

Las piedras no brillaban,
la arena se encendía,
la isla se enterraba
con el color del frío.

Las tripas anunciaban
escandalosos truenos
el hambre se hizo diosa
del mar y las miradas.

No cruzaron jamás
el amplio enredo
se convirtió la balsa
estropajo de hielo.

Los gritos de burbujas,
los adioses quebrados
mordidos por dos islas:
de Encanto y desencanto.

® Francisco Henriquez
® Ilustracion Hamlet Zurita

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