20 de mayo de 2006

POETA INVITADA

Judit Altagracia Fernández Guzmán


Judit Fernández nació en la ciudad de Santiago de los Caballeros, República Dominicana. Perteneció al taller Literario “Tinta Fresca”, y actualmente pertenece al Taller Literario del Centro de la Cultura de Santiago. Sus poemas han sido publicados en diferentes periódicos y revistas dominicanos, y en diversas antologías, tales como: Antología del Ateneo Insular 2003, Safo, Antología de Jóvenes Mujeres Poetas, y Milagros del Jueves, Antología del Taller Literario del Centro de la Cultura de Santiago. Es estudiante de Término de Licenciatura en la facultad de Artes Publicitarias del CURSA-UASD.









ANTE EL ESPEJO DE UNA POESIA ATREVIDA


Cuando hablamos de poesía, hablamos de vida y cuando hablamos de vida, hablamos de pasión y, no la pasión momentánea y lúdica sino la pasión onírica y casi pecadora.
Neruda le escribió mucho a las mujeres, al mar y a los pueblos. Sabines, le escribió mas a las ansias universales que a sus propios deseos por una de tantas mujeres que no llegó a amar. Benedetti hizo un baluarte casi nacionalista de sus amores inventados. Rosa Silverio, aunque escribe en primera persona tiene una lírica que se desdobla, partiéndose como una lombriz de tierra donde cada pedacito de verso encendido, ancla su armonía en el deseo mas atrevido que pudiéramos imaginarnos. Taty Hernández, hace de su poesía un testamento natural, porque escribe como el que quiere denunciar a la ternura con un verso enteramente femenino y a veces atrevido. Todo esto no es mas que un preámbulo y, no para orientar lo que quiero opinar sino para llegar allá, llegar a los versos de Judit Fernández, una poeta que escribe sin permiso de los dioses, una poeta que te amarra los dedos del alma con una lírica de trampa y silencio. Hay poetas que hay que leerlos mucho para conocerlos, otros hay que conocerlos para leerlos mucho y, el caso de Judit Fernández es complejo, no hay que leerla mucho porque, con el primer poema que leí, conocí mas la poesía, conocí mas a la mujer, a la mujer sujeto, no a la mujer emblema ni objeto, mas bien a la mujer que siente y presiente el alma de las cosas que la rodean, desde un abrazo, una noche lluviosa o un beso perdido que encontró cuando no lo estaba buscando. Poesía de la naturaleza “observar los pájaros morir
y quedar inmóvil”l. poesía de la universalidad del deseo, de la mujer que quiere mas allá de los confines del alma y que su ultima parada no es un beso, ni la calma, sino el vuelo nocturno de esos pájaros que la invaden y la premian.
Lo demás esta en su poesía y lo de menos está en lo que no apreciemos de una poesía precisa, caliente y sencilla, quizás como una sonrisa de una cibaeña en una tarde de junio.

© Francisco Henríquez Rosa




Seis Poemas de
Judit Altagracia Fernández Guzmán



R e c o r r i d o



De la sala al sofá
del sillón a la cama,
cada quien gusta del jugo
del cuerpo
de una boca que alborota la tormenta
y se mezcla con el fuego,
con la tibia necesidad de navegar por la anatomía
y de andar por los montes,
de observar los pájaros morir
y quedar inmóvil.



Lo que veo y toco


Lo que veo y toco
se vuelve esqueleto en la tierra
una flor en pedazos,
un verso que calla el poeta.
Abro mi cuerpo
y descubro miles de pájaros tragándome,
y mi corazón se prolonga en un segundo
hacia el abismo
y yo lo cierro.
Recojo la memoria, el pelo,
acudo a mi amante que espera mi beso,
mi género, mi origen,
y me rindo ante su silencio,
le entrego mi soledad,
y la sentencia de este amor escondido.



La Bella Durmiente


La bella durmiente no duerme,
no es maga,
no es ficción,
sólo espera el amor de sus duendes.

La bella durmiente,
es una ilusión desvanecida
una flor fingiendo ser rosa
la noche perdida en su demencia
textos vagos entre papeles sin color.

La bella durmiente es,
un sueño transitorio.



Prado


Eres prado verde,
nudo que se envuelve en mis aguas calientes,
vela derretida en mi espacio subterráneo
beso prolongado que penetra el túnel
y lleva a lo eterno.



Mata-Hary
A una diosa de la danza...


Flor que despierta en un rincón,
que prodiga su ternura, su luz
y le arrebata al hombre la mirada.
Su cuerpo de agua es baile de demonios,
de volcanes encendidos.
¡Ah!, las manos, los senos,
el vientre, sus pies,
la sensualidad de un cuerpo tibio.
La mujer que proviene del fuego,
del aire,
de la tierra donde ella misma se sepulta
y vive en sus pasos.



La bañera


Se amaron
sus manos resbalaron por los cuerpos
escandalizaron a la naturaleza,
compartieron la ilusión, el tiempo,
las bocas llenas de amor.
Luego se miraron
brotó el llanto y el frío.
Se volvieron agua que emergía por los tubos
y con ella bañaron su sexo,
saltaron el abismo
se recostaron sobre la noche
y surgió la rosa.



© Judit Altagracia Fernández Guzmán

3 comentarios:

Gabriela Monroy Calva dijo...

Me encantó leer la poesía de esta mujer. Gracias por traerla a mi vida.
Un abrazo desde México.

Francisco Henriquez Rosa dijo...

Gabriela, si, a mi tambien me gusto mucho cuando lei a Judit por primera vez, porque es una poesia buena al paladar (al paladar del corazon)

Anónimo dijo...

Judit dice: Hola Francisco, que te digo no lo sé pero estoy tan agradecida por haberme dado un espacio en tu blog Uahooo! estoy sorprendida de que alguien de afuera se haya interesado en mis poemas.

Gracia, espero conocerte un poco más y nuevamente garcias por mostrarme que la literatura sigue en pie y sobre todo que es bueno continuar leyendo, escribiendo e investigando.

Abrazos,

Judit Fernández

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