15 de diciembre de 2005

Poemas de CARILDA OLIVER LABRA




SE ME HA PERDIDO UN HOMBRE

Se me ha perdido un hombre.

Y lo busco por cifras y guitarras,
por hierbas y entrepisos,
en el cielo,
en la tierra,
dentro de mí.

Se me ha perdido un hombre.

Y me quedo temblando
como quien no come sino polvo,
como quien ya extravió la sombra.

Pero no,
que no,
que no me ayudan a buscarlo.
¿A quién le importa si su mirada ha derrotado el tiempo?
¿A quién le importa aquella piel
con ganas
de la luz?
¿A quién le importan unos labios transparentes
que no tuvieron hambre,
unas piernas que sólo corrían al amor?

Se me ha perdido un hombre.

Y todos ríen,
se entretienen,
sudan,
mastican
se desenvainan por las noches;
despreciativos,
inefables,
maromeros,
unánimes,
como si sólo se hubiese caído un alfiler
o la hoja más seca
del árbol del bien y del mal,
como si la muerte no hubiera entrado
a destiempo
en nuestra casa.

Y yo pensando que era demasiado joven,
que reunía láminas y piedras,
pedacitos de mundo,
hierros,
cosas del mar.
Yo pensando en su grandeza
de criatura,
en cómo miraba a Venus al atardecer,
en cómo cayó en la trampa.
Yo pensando
en dónde está la mitad del cuerpo mío,
en quién va a cantar ahora para quitarme el miedo,
en las veces que no nos besamos
y en las que nos besamos,
en sus ojos coléricos frente a la injusticia,
en ese silencio con que me responde,
en la herida que nunca le cosí,
en sus manos.

Se me ha perdido un hombre.

¡Ayúdenme a buscarlo!
Pronto...
Siento frío.

Aquí no hay lámparas ni claves,
no tengo redes
ni computadoras.
No tengo flechas ni radares.

¿Dónde estás?
¿Intenta ser mi sombra el desvalido?
¿Se me ha vuelto invisible entre gusanos?



PENSAR QUE YO ESTARÉ MUERTA TAMBIÉN


Pensar que yo estaré muerta también,
tan muerta como tú, de otros comida;
en esa trampa donde al fin, cogida,
a contraluz me clave no sé quién.

Pensar que yo estaré muerta también
es algo que me tiene enternecida,
con ganas de decir: "sigo perdida,
no guardes esa mano ni esa sien,

espérame esta noche. Tuya. Amén."
¿No ves que sueño con andar dormida
donde tus bromas de inocente estén?

¿No ves que yo te estaba prometida
y vuelvo a ti, quitándome esta vida,
porque ya has dicho con la tierra: ¡ven!?


(C) CARILDA OLIVER LABRA
Cuba

14 de diciembre de 2005

Claribel Alegria

Claribel Alegría nació en Estelí, Nicaragua, en 1924. Desde muy niña vivió en El Salvador. Ha publicado una veintena de libros de poesía y narrativa así como testimonios históricos en colaboración con su marido, Darwin J. Flakoll. Entre estos últimos destacan Fuga de Canto Grande (1992) y Somoza: Expediente cerrado (1993).


AUSENCIA

Hola
dije mirando tu retrato
y se pasmó el saludo
entre mis labios.
Otra vez la punzada,
el saber que es inútil;
el calcinado clima
de tu ausencia.


PEQUEÑA MUERTE

Fue una pequeña muerte
tu partida.
Una muerte pequeña que me crece
cuando imagino
a veces que estás cerca
y me obstino en dar vueltas
por las calles
y regreso a mi casa
con la lluvia
cayendo
y me asalta tu voz
en la noche
sin horas.

NO PRECISO CONCEPTOS

No preciso conceptos.
No más divagaciones
ni teólogos discursos
que anestesien mi herida.
Tus palabras preciso,
la imagen de tu rostro
entre las sábanas,
tu último estertor
en mis oídos.

FRONTERAS

Fui la nube
y la lluvia
y el mar
y quiero ser la tarde
y la muralla
y tú

Poetas y Escritores Arabes.

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